Empápame



Empápame en el vino de tu boca,
que unte mi piel
en el atrio de la aurora
donde espero, ungida de deseo,
ya madura la parra
que puso en tu aliento
la uva dorada
nacida bajo el sol del estío
y la palmera,
tu labio desnudo
en codicia de ambrosías.


 1
Empápame en los zumos
de la tibia noche
que desnuda tu delirio,
atada como sierva
al tumulto del agua y de la llama,
esperando, cautiva,
el rumor de los pámpanos azules
subiendo ebrios
al espejo de tu cuerpo enfebrecido.


Empápame en la miel
que el rocío ha posado entre tus dedos
para hundirlos en mi lecho
desarbolado en el pozo
de los perfumes prohibidos.

2
Empápame de nuevo,
adviene ahora el arpa
rasgando el velo de la diosa,
cubriendo mi pelo con notas celestiales.
Lleva mi ofrenda hasta sus pies
envuelta en la pulpa de tu tacto,
en tu beso ardiendo en mi cintura.

Empápame,
empápame así.
Empápame.